Según la leyenda, la primera copa de arcilla fue modelada sobre el seno de Helena, símbolo de la perfección del arte de la alfarería.
La producción de cerámica en Grecia es muy importante, ya que constituyen casi los únicos recipientes conocidos en la antigüedad: ánforas y pitoi para transportar y conservar el aceite, vino y granos; hidras de tres asas para ir a buscar agua a la fuente; oinochoe (jara para servir), cráteras de ancha boca donde se mezcla el vino y el agua, vasos para beber, como la copa, el cotile (especie de cuenco, y el cántaro, recipiente con pie y dos grandes asas. También existen los vasos para perfumes preciosos: el aryballos y el alobastrón, así como el lecite, que sirve para las libaciones funerarias, pintados con colores delicados sobre una capa blanca muy frágil.
Los depósitos de excelente arcilla roja y amarilla de las proximidades de Corinto y Atenas, los dos centros más importantes, aseguraban un fácil abastecimiento de primera materia con que era fácil obtener las vigorosas formas típicas de la cerámica griega, amoldadas al uso a que estaban destinadas. Los objetos más complejos se moldeaban en dos partes que se unían al tomar consistencia pastosa. Luego volvían al torno, donde se les daba la forma final.
La clave de la calidad artística obtenida residía en el proceso de cocción, que era seguido con detenimiento tanto por los pintores como por los ceramistas.
Centenares de talleres funcionaban por doquier en Atenas, en Cicilia, en Etruria, en la Cirenaica, en las islas, en el Ponto y hasta en Crimea. Los más célebres pintores de vasos, Eufronio, Birgos, Duris, trabajaban con sus obreros, repitiéndose a menudo, copiándose unos a otros, rivalizando en actividad para atraer la clientela, y fundando una industria muy poderosa. La esfera es matriz y tumba de todas las formas. Todo sale de ella y todo va a parar a ella.
Hydra del Pintor Cleofrades: Llioupersis
LA CERAMICA DE KAMARES. La cerámica de Kamares, modelada a mano entre los años 1800 y 1700 antes de nuestra era, cautiva por su elegancia. Comprende mucha variedad de formas: picheles, fuentes cóncavas, vasijas en forma de cráteras y ánforas, y por los ricos diseños curvilíneos que se desarrollan formando espirales, y por su colorido: blanco sobre fondo negruzco, con retoques de vivos matices, es una de las más impresionantes cerámicas que nos haya legado la antigüedad. Del segundo palacio de Knossos (1700-1400) proviene otro tipo de cerámica de empaque más clásico, generalmente preciosos jarrones y ánforas con pequeñas asas, pero también piezas más pequeñas con asa única y de aspecto casi barroco. Su decoración pintada, con temas vegetales o marinos, es exquisita, generalmente sobre fondo de engobe, blanco o de tono claro.
No menos importante, aunque no tan fastuosa es la cerámica denominada de Gournia, con gran riqueza de formas globulares y hábil pintura de animales marinos, principalmente pulpos, a veces en combinación con ramajes de algas, temas que fueron estilizados con una sutileza que presupone una rigurosa observación de la realidad.
En la cerámica griega, podemos distinguir dos períodos:
VASOS ARCAICOS. Anteriores al siglo V a. de C. decorados en zonas con figuras estilizadas y negras sobre fondo rojo, que atestiguan ya una gran seguridad y perfección en el dibujo.
VASOS DE LOS SIGLOS V Y IV A. DE C. A comienzos del siglo V, los vasos con figuras rojas perfeccionados por Andókides y Nicóstenes, hacia el año 530 a. de C. triunfan definitivamente sobre los vasos con figuras negras. Estos dos alfareros tuvieron la idea de invertir los colores, en vez de pintar en negro sus motivos, sobre el fondo de arcilla roja, con algunas incisiones, del cincel, que limitan al virtuosismo, recubren el vaso con un barniz negro y pintan las figuras del rojo subrayadas con cincel negro y en ocasiones con realces blancos.
Pelíke del taller del Pintor de Pronomos: Gigantomaquia
Las pinturas de la cerámica griega reproduce con maravillosa gracia y elegancia, las más variadas escenas de la vida y costumbres de los helenos, siendo por tanto (igual que las pinturas y relieves de las tumbas egipcias), de alto valor, no solo estético sino documental.
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